miércoles, 12 de diciembre de 2018

ZUTANÍTEZ POR EJEMPLO

 


ZUTANÍTEZ POR EJEMPLO
 
 

Llevo poquirritísimo en Facebook, apenas llevo ni un mes; pero es tiempo más que de sobra para haberme dado cuenta de lo absurda que es esta herramienta, y de la maravillosa herramienta que es.
¿Recuerdan aquello de ‘Mira, mamá, ¡sin manos!’…? Pues ya lo ven, son legión.
Sorprendido del poquito contenido y sorprendido, aunque no tanto, de cómo el pensamiento único ya se ha empezado a comercializar en forma de cálidos edredones, prodigiosas bata-mantas y calcetines con adherencia para interior. Guapamente.
Y a pesar de todo esto —aunque supongo que también será algo que se me terminará pasando—, aún estoy viviendo en la nube de comprobar cómo la magia de un algoritmo nos puede ir poniendo en contacto con peña maravillosa que no podíamos dejar de conocer, amén de peña maravillosa o no tanto a la que hace mucho habíamos ya enterrado en el backyard. (No lo hacemos por malicia, tú lo sabes, lo hacemos porque estamos vivos y porque salimos a dos pies por cabeza la mayoría).
Y eso, pues que me llega la solicitud de amistad de Zutanítez. ¿Diez años? ¿Quince años? ¿Veinte? La hostia. Pero, ¡wow! Zutanítez está igual, y la foto tiene pinta de ser reciente. Por supuesto que le acepto —se puede decir que en un tiempo fuimos casi que familia— y seguidamente iniciamos una breve puesta al día en el Messenger.
Me cuenta que ya está felizmente jubilado, gozosamente divorciado, y que se lo pasa pipa en el Face; y yo sé que de las tres cosas, solo es cierta la tercera. Pasa después a relatarme las muchísimas victorias de su pródiga progenie, y recibe mi enhorabuena. No me pregunta sin embargo ni por mí ni por mis padres, pero yo por esas cosas ya no me molesto. Yo ahora ya con estos años comienzo a relativizar que da gusto.
Y ya está, nos despedimos. Que estaremos en contacto y que qué bien el reencontrarnos y todas esas mierdas que se dicen por decir. Y ahora viene el batacazo:
Después de despedirme de él me pongo a fisgonearle el muro con lupa, porque para eso estoy Facebook; y me empleé bien a fondo, lo juro. Le estalkeé hasta los bajos, señores, de verdad. Levanté alfombras, corrí los muebles, bajé al desván, incluso llegué a inspeccionar algún baldosín un poco suelto que me encontré en la cocina, y, ¿qué me encuentro…? NADA.
Resulta que Zutanítez se ha vuelto más básico que un terno de Zara en azul marino.
¿Saben esa sensación de absoluto desamparo cuando regresan a algún añorado lugar de su infancia y descubren que todo lo habían idealizado y que el sitio en sí es una tremenda porquería y siempre lo fue? Pues así.
Reviso todos y cada uno de sus estados y vamos de mal en peor. Zutanítez no lee el periódico, ni está al cabo de la calle, ni le interesa una insigne mierda ninguno de sus semejantes. Zutanítez disfruta de su jubilación en una suerte de feliz deriva intelectual.
A ver, que no es por hacer sangre, es solo por ofrecerles algunos ejemplos:
Febrero de 2017:
—Niño, sal del coche y mira si funciona el intermitente.
—Ahora sí, ahora no, ahora sí, ahora no, ahora sí, ahora no…
Abril 2015:
Fotografía de un husky siberiano practicándole un cunnilingus a una obesa ejemplar de pekinés con las patas bien abiertas y panza arriba. (Zutanítez lo titula: ‘Vamos a llevarnos bien’)
Julio del 14:
Maravilloso meme culinario en dos tiempos: Tiempo uno: Demi Lovato. Tiempo dos: Demi Lomezclo.
Curiosamente, el mes anterior está dedicado en exclusiva a las prosopopeyas animadas de animalitos domésticos reales haciendo cosas realmente repugnantes como poner una lavadora o cortar el césped, pero en la primavera de ese mismo año, volvemos a encontrar perlitas como esta:
Abril de 2014:
—Odio ser bipolar.
—¿Por qué?
—Porque es genial.
Y no vayan a pensar que Zutanítez procrastina, porque no. Zutanítez viene a publicar de quince a treinta estados diarios, y a todos les pone su propio like.
Me quedo un rato observando la que él ha elegido como foto de su perfil. Imagino que fue uno de los días más felices de su vida. Aparece trajeado y sonriente, sosteniendo el galardón con las dos manos. No sé bien en qué año fue; todos sus compañeros periodistas reconocían su labor estando él ya con el retiro en ciernes. No diré el premio por no dar pistas, pero el acto se suele reseñar anualmente en los informativos de la pública.
¿Qué ha pasado entonces? ¿Cuándo exactamente se desató esta tragedia? ¿Acaso este señorín siempre ha sido así y yo no me daba cuenta? Zutanítez era un hombre en la cumbre de su carrera cuando yo era solo un niño. Ahora que soy un hombre, Zutanítez va para anciano, pero ni siquiera ha cumplido aún los setenta, por lo que podemos descartar las demencias degenerativas. ¿Será él o seré yo quien ha cambiado?
Decido dejar de seguirle cuando llego al mes de marzo, sin salir de 2014. Este meme va en tres tiempos. En el primero, una niña con chupete. En el segundo, una niña más mayor, disfrutando de un calipo. En el tercero, una niña ya mayor del todo en una actitud que sugiere que el chupete se ha vuelto cárnico. Zutanítez lo titulaba ‘Evolución en la mujer’.
Me van a matar. No sé qué coño me dio. Yo soy débil, soy muy débil; me dio muchísima pena ¿vale? Sé que no debería haberlo hecho, joder; pero me lo imaginé solito, en una casa llena de mierda, matándose a pajas todo puto el día entero y partiéndose la caja con esos chistes durante los interludios entre eyaculación y eyaculación mientras la senectud no deja de aporrearle la puerta, todas las mañanas, «¡PUM! ¡PUM! ¡PUM!» insistente, la muy zorra, y totalmente segura de su victoria final…
Se me fue el dedo, no sé…, y le puse un like al meme de la evolución.
Zutanítez seguía conectado, y no tardando dos segundos después de mi like, hizo algo que me dio aún más pena todavía. El like, me lo comentó:
«Eres un cachondo mental. Fuerte abrazo».
 
                             
                                                                                 

 


 


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