ZAS, EN TODA LA BOCA
Él
no es santo de mi devoción, ella lo es mucho menos; y esto que les traigo hoy,
no está para nada fresco. Y miren que lo siento. En realidad, apesta a podrido
que tumba para atrás. Apesta a podrido, a rancio, a casposo, a palurdez y a
bajeza, y apesta por sobre todo, a Atresmedia.
No
es fresco, como les digo. La entrevista es de 2016, lo que hoy por hoy vendría
a significar el Pleistoceno Calabriense más o menos. ¿Por qué motivo es que
entonces (se preguntarán ustedes, y se lo preguntarán con razón) decide este
chico sacar semejante inmundicia del cubo de la basura televisiva?
Pues
porque el otro día me vino una amiga a cenar. ¿En tu casa o en la mía? Pues al
final fue en la mía. Y yo no cociné una mierda, nos cenamos una pizza y nos
bajamos entre los dos una botella guarripei de Berberana. El caso es que en un
momento de la conversación tras la cena, mi amiga me hizo esa misma pregunta:
«¿Eres
pasivo?»
(Inserten
ustedes aquí uno o dos estepicursores rodando por el salón de mi casa).
La
pregunta me dejó de nabo porque, a ver, a uno es que le duele el alma con estas
cosas. Siempre me ha dolido, aunque de momento me callado. Pero resulta que
ahora vivimos en una época de prurito generalizado. Yo antes me echaba una
crema con corticoesteroides y olvídate, maricón. Pero puesto que hoy por hoy,
hasta el más indio (entiéndase en la acepción de ‘gamberro’, Dios me libre de
ultrajar sensibilidades) hasta el más indio, como digo, se ‘inrita’ y se
solivianta a la mínima de nada, pues supongo que uno también está en su derecho
de sumarse al cacareo general y cagarme un poquito en san Timorato (patrón de
las/los/les bocachanclas).
Así
pues, recapitulemos un poco. ¿Conocen ustedes a Bertín? Exacto, el cuñado de
España. Bueno, pues hace ya algunos años, a Bertín se le ocurrió hacer
exactamente lo que yo he hecho con mi amiga hace escasos cuatro días, pero
pintando antes de blanco hasta las barras de las cortinas y colocando una
cámara delante. El formato lo petó en 2015, y Atresmedia decidió contraatacar
la temporada siguiente calcando dicho formato con el programa titulado ‘Dos
días y una noche’. El espacio lo conduciría esta diva del periodismo
contracultural que siempre presenta con casco y que lleva un ritmo de tres
blanqueamientos dentales al mes; y atención, contaría con la novedad de que no
solo nos regodearíamos en el morbo de ver la casa de los famosos por dentro,
sino que además, ¡Susana dormiría con ellos!
(Inserten
ustedes aquí el meme de Julio Iglesias “LO VAS A VER Y LO SABES”)
La
gran noche de Fernando se perpetró un 18 de marzo, con una audiencia de un
millón novecientos diez mil espectadores y una cuota de pantalla del once con
cuatro por ciento. Deslizo el dato para que sean ustedes conscientes de lo que
significa que casi dos millones de personas sean testigos a un tiempo de la erudita
interviú que voy a transcribirles a ustedes a continuación. De acuerdo, no les
haré esperar más; pónganse cómodas/cómodos/cómodes, y deléitense con este
erudito trocito de entrevista:
F.T.:
Esta botella sí la vamos a abrir, ¿no?
S.G.:
Hombre, pues ya que… ¿no?... estamos aquí…
F.T.:
No sé muy bien ni cómo se abre una botella de vino porque… Estoy acostumbrao a
que…, a que me lo abran. La botella de vino, me refiero.
AMBOS
DOS: Ja,ja,ja. Ja,ja,ja. Ja,ja,ja.
F.T.:
Sí, claro; porque podía ser el pantalón, la camisa, pero no.
S.G.:
Y eso qué, ¿también estamos acostumbraos? ¿Somos pasivos?
F.T.:
Jo,jo,jo. No, qué va, yo soy…, activo…, en todo, casi.
Y
hasta aquí puedo leer.
En
efecto, la charleta es de un cuñadismo abrumador. Y no se produjo limpiando
pescado, sino en la acogedora intimidad de la casa de Fernando, en un recoleto
saloncito muy propicio para aventar confidencias de este tipo. Si he decidido
ilustrar este speach con la foto del pescado, es por el tufo a podrido, y
porque la conversación es de cola de mercado.
Y
por supuesto que no, que Fernando no es pasivo. ¡Fernando es un machote! ¿Qué
pensaban? ¿Quién de ustedes es pasivo? ¿Hay por ahí algún pasivo?
(Vuelvan
ustedes a insertar aquí uno o dos estepicursores rodando).
Ay,
de verdad, qué pereza. Pues resulta que yo sí. Resulta que yo soy pasivo (como
muy generosamente tuve a bien en revelarle a mi amiga a fin de saciar a su
exacerbada curiosidad). Y no tengo ningún problema en decirlo, porque tampoco
tengo ningún problema con mi masculinidad auto-percibida. ¿Soy menos hombre por
serlo? Pues la verdad, no lo sé, pero si alguien lo piensa, de acuerdo: Soy
menos hombre, o soy más mujer, o más maricón, o yo que sé, soy lo que quieran;
pero el caso es que soy pasivo.
Pero
antes que pasivo, soy señor; lo suficiente señor para saber que ese tipo de
preguntas, simplemente, no se hacen. Y que en caso de hacerse, quien se retrata,
en todo caso, no soy yo con mi respuesta, sino el/la/le/li/ lorailo laleilo
individuo o individua lo suficientemente procaz para lanzar la pregunta.
Y
poniéndome procaz, se me ocurren algunas respuestas que Fernado podría haberle
ofrecido a Susanna (es que ella lo escribe así, con dos enes, porque mola más)
si no hubiese cometido la imprudencia de meterse él solito en semejante jardín.
Tomen nota por si alguien les pregunta a ustedes y no desean mentir:
«Y
tú, Susanna, ¿le practicas felaciones a tu señor esposo, o te da así como ascazo?».
«En
caso de que tu respuesta, Susanna, sea afirmativa; cuando él por fin eyacula,
¿te lo tragas o lo escupes?».
«¿Dónde
lo escupes? ¿Corres al aseo o sueles disponer de kleenex en tu mesilla de
noche?».
En
fin, que barbaridades como estas o parecidas podría haberle contestado yo a mi
amiga la otra noche; porque si lo pensáis bien, la pregunta que ella me hizo a
mí, es una barbaridad proporcional a las expuestas arriba. Si no lo hice fue
por eso, porque antes que pasivo, soy señor; y porque soy más señor que pasivo.
Así que ahora que lo sabéis no me lo volváis a preguntar. No hay ninguna
necesidad de que yo me vea obligado a ser más señor de lo que ya soy, ni de que
vosotros quedéis como el culo.
¿He
dicho culo? Perdón. Lo que quería decir es que pueden ustedes dejar sus donativos
en la caja de comentarios, aquí debajo: ↓↓↓↓↓↓↓↓↓
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