domingo, 17 de febrero de 2019

MÁS COJONES QUE EL TORITO DE LA VEGA

 


MÁS COJONES QUE EL TORITO DE LA VEGA
 
 
 
   Se llama David, pero no creo que en realidad se apellide Gordo. Lo de ‘Gordo’ yo creo que se lo ha puesto él, por puro cachondeo, porque si echáis un vistazo a su muro lo tiene cuajadito de pizzas, hamburguesas XXL y alitas a la barbacoa. Y por si acaso no hubiera quedado claro, él nos pone al tanto de su orden de preferencias en la presentación: “FOOD OVER SEX”. Pues eso.
Y no nos conocemos, pero David y yo somos amigos en Facebook, al igual que será también amigo de muchísimos de ustedes, porque eso es algo que le pasa con frecuencia a la gente que es buena, que les salen amigos por todas partes.  
Me pongo en contacto con él a través de Messenger para pedirle permiso antes de empezar a hablar de la salvajada esta que pueden ver en la foto. Sí, se trata de una captura de pantalla. Y la respuesta de David me reafirma en lo que yo ya suponía; que este tío tiene más huevos que el Toro de la Vega: «Puedes poner mi nombre y no hace falta que pixeles la foto, no tengo por qué esconderme de esto (…) ojalá sirva para que más personas dejen de sentir miedo».
Supongo que no hace falta explicar lo sucedido, porque la captura de pantalla habla por sí sola. El mensaje se hizo viral en pocas horas porque a David le conoce mucha gente; hasta que, como no podía ser de otra manera, varios amigos suyos también se lo enviaron a él.  
A David ‘el virus que navega en el amor’ le mordió con veintisiete años (el eufemismo no es mío, sino de los hermanos Cano). Y desde entonces la vida de David ha sido, al igual que la de muchos otros, una cruzada constante por la aceptación. Una tras otra, David, aceptación tras aceptación; se ve que lo nuestro es jamás terminar de completar esa cuota.
El ataque, quizá no tan cruel como cobarde, porque jamás sabremos de quién parte, es doblemente repugnante.
Es repugnante, primero, porque atenta contra la intimidad de una persona. David tiene una familia y un hijo, unos amigos y un entorno laboral que pueden ser —o no— favorables a su afección. David es un valiente y jamás ha querido esconderlo, pero también estaría en su derecho de callárselo si le diera la gana, y eso no le convertiría en menos valiente de lo que es.
Y es un ataque repugnante, además, porque parte de dentro del propio colectivo. Y creo que viendo a David tampoco hace falta explicar la motivación que ha tenido ese cobarde para hacer lo que ha hecho. Parafraseando otra vez a los hermanos Cano, que pese ese cobarde, si se atreve, su conciencia.
Hace apenas unos meses nos llevábamos las manos a la cabeza al ser testigos del ridículo espantoso que protagonizaron Alaska y Mario (bueno, y el resto de la nómina de asistentes también) en el programa de Dani Mateo, haciendo unas declaraciones tan serófobas como ignorantes. Lo más paradójico del asunto es que acudían a Vodafone Yu para hablar, precisamente, de su asistencia a la Gala SIDA, un photocall bien plantado para el mejor postureo.
Y eso, que dice Mario Vaquerizo que NO TE PERDONA que con toda la información que existe a día de hoy contraigas el VIH. ¡Ostras! Pues entonces queda claro que, como dice Dani Mateo, “ya no hay estigma”. ¡Guay! Y puesto que no hay estigma, supongo que ya tampoco hay de qué preocuparse, y por eso dice Alaska que entre sus amigos homosexuales no ve que haya mucha preocupación por prevenir la enfermedad. Por eso los homosexuales, hoy por hoy, estamos volviendo a cometer “locuras” (Lorena Castell sic.), ya sea que estemos sanos o tomemos “anticuerpos” (Lorena Castel sic. again), y por eso contraemos una enfermedad que Mario Vaquerizo, repito, NO NOS PERDONA.
El programa por supuesto lo tienen ustedes en YouTube, pero yo me pensaría muy mucho si ponerlo o no ponerlo, no sea que le den al play y se les infecte con algún virus la computadora.
Lo de Lorena Castell vamos a dejarlo estar, porque es que no tiene nombre. Si quiere, que se lea algún folletito, y si no pues que no se lo lea, que tampoco pasa nada. Cada quien es muy dueño de alimentar como mejor le parezca su incultura.
A Olvido Gara yo le diría que a quienes yo no veo muy preocupados por prevenir la enfermedad es a mis amigos heterosexuales; pero vamos, que no sé, Olvido, que supongo que los amigos de mis amigos tampoco serán tus amigos; o quizá sí, chi lo sa.
En cuanto a Dani Mateo, ay, Dani, mira, te recuerdo que en este país aún se excluye de la función pública a los aspirantes de acceso a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y a las Fuerzas Armadas que padezcan “enfermedades de transmisión sexual (…) que precisen algún tipo de tratamiento específico y/o de larga duración” o “enfermedades inmunitarias”. Que a ver, Dani, tampoco voy yo a liarte por esto la que te han liado a cuenta de la dichosa banderita rojigualda. Supongo que no te habrás leído las bases porque no te ha dado por opositar a Policía; pero sí, Dani, sí, aún sigue habiendo estigma.
Y finalmente, en cuanto a Mario Vaquerizo: Solo decirte, Mario, que ni los portadores de VIH ni aquéllos que han desarrollado la enfermedad necesitan tu perdón para nada. Ni tu perdón ni el de nadie, porque ser portador del VIH no es ningún pecado, ni ninguna falta, y lo último que necesita una persona portadora es sentir culpa por nada.
Sigo tu ejemplo, David, y lo cuento; porque tampoco yo tengo por qué esconderme de nada: Yo mantuve una relación con una persona seropositiva hace dieciocho años. Tampoco duramos mucho, apenas estuvimos juntos un año, pero sí que nos dio tiempo a hacer muchísimas locuras; entre ellas viajar a Cádiz en pleno mes agosto, con toda la calufa, o salir los domingos al Rastro a ponernos hasta el culo de raciones de caracoles, ahí, a lo loquer. Y sin embargo, sobreviví; aquí estoy, dieciocho años después, VIH negativo y sano como una manzana. Aunque no tan sano como tú, David, que no hay más que ver tu foto para darse cuenta de que estás más sano que CR7 y más fuerte que el vinagre.
Escribe David en su post de desagravio, casi al final: “Creo que con esto subo tres peldaños de golpe en la escalera del conocimiento y la superación de uno mismo… David sube de nivel… como en los videojuegos, jeje” Qué va David, para nada.  No has subido de nivel, ¡con esto has reventao el record, compadre!  
Y se despide David con una palabreja muy sencilla: KARMA. Pues eso, primo, tiempito al tiempo y que trabaje el Karma. Tú a tus pesas y a tus pizzas.
Y por cierto, David, si no te lo digo reviento: que lo de mojar las anchoas en la mayonesa es una gochada pero mu grande. No es ya que no tengas el perdón de Mario Vaquerizo, es que no tienes perdón de Dios, quillo.
¡Aúpa men, pizzas y Netflix a muerte…! No sabes tú ná…
 





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